Conclusiones de cómo aquietar la mente: la personalidad Tipo B y el equilibrio mente-cuerpo

Conclusiones de cómo aquietar la mente: la personalidad Tipo B y el equilibrio mente-cuerpo

La personalidad Tipo B es un estilo protector y promotor de salud. No es un santo de canonizar ni se parece a un monje budista, simplemente no anda balanceándose de un extremo al otro del tiempo mental. Ni la orilla futurista del Tipo A, ni el límite retrospectivo del Tipo C. Solamente fluctúa lo necesario para esperar las contingencias y aprender del pasado. Ni tan tan, ni muy muy. En este contexto psicológico de aquietamiento, los métodos de apaciguamiento interior como la meditación, la relajación, la danza, el Tai Chi y otros, generan mejores resultados. Al permanecer más tiempo en el aquí y el ahora, se facilitan los contactos internos y el desarrollo de un mayor auto-conocimiento. El sujeto Tipo B entiende que vivir es un cambio permanente guiado por la auto-observación, y eso intenta hacer.

Sin la ostentación del Tipo A y sin la pasividad del Tipo C, se orienta a establecer el equilibrio entre lo que el cuerpo le manda y la razón le exige. Le quita mente al asunto cuando no es importante y enfila todas las baterías inteligentes cuando es vital. Sus valores son claros y son los que guían, en última instancia, la decisión final.

No sigue los malos ejemplos del Tipo A. Puede manejar su tiempo personal sin angustias; ambiciona, sin caer en la codicia y la envidia; sabe que no puede controlarlo todo; reconoce la importancia de los resultados, pero puede prescindir de ellos. El Tipo B sabe perder y parar a tiempo. Cuando ya nada puede hacerse, practica el arte de la sana resignación. No descuida su salud y posee una gran sensibilidad para el disfrute, porque trabaja para vivir y no a la inversa. No queda atrapado en la trampa del devenir. Se adelanta previsoramente en el tiempo, pero no le interesa ser oráculo. Abandona el futuro improductivo por el presente.

Tampoco se parece al individuo Tipo C. No le gusta postergar, sino enfrentar las cosas cada vez que se pueda; es prudente y moderado, pero sin negociar principios; no es sumiso, sino asertivo; respeta los derechos ajenos, pero sin violar los propios; no se deja afectar por la culpa autodestructiva. El sujeto Tipo B no queda atrapado en la trampa del pasado. Aprende de él cuando hay que hacerlo, pero no le rinde culto a la memoria. Solamente intenta registrar aquella información útil y adaptativa. Utiliza las estrategias del punto final: sabe perdonar y comunicar sus estados interiores. Abandona el pasado improductivo por el presente.

Pero la característica más determinante del estilo Tipo B es su capacidad de discriminación, es decir, la facultad de saber decidir psicológicamente qué debe desecharse y qué debe rescatarse, cuándo utilizar una estrategia y cuándo no. Tal como afirmaba Buda: “Elegir el camino del medio”, que no es lavarse las manos, sino el arte de superar dialécticamente las contradicciones. La sabiduría está en el talento de reservar la gran energía para cuando valga la pena. No es privarse de la vida, sino canalizarla a través del sutil proceso de la diferenciación. Ni tan rígido como para no moverse, ni tan flexible como para perder el norte. El taoísmo utiliza la analogía de la caña del bambú para representar la fortaleza del que transita por el camino del medio. En palabras de Dreher: “El bambú es gracioso, erguido y fuerte, hueco por dentro, receptivo y humilde, se inclina con el viento, pero jamás se quiebra”.

Cuando comiences a alejarte de los estilos malsanos que hemos mencionado, estarás empezando a fortificar tu yo. No importa el nombre que le pongas, llámese B o Z, esta nueva forma de vivir, no solamente te ayudará a crear inmunidad frente al cáncer y al infarto, sino que te permitirá doblegar un poco al mono “loco” y asomarte adentro tuyo, para ver qué hay.

Parte II libro Sabiduría emocional de Walter Riso