C贸mo aligerar la carga innecesaria del pasado: las estrategias del punto final

C贸mo aligerar la carga innecesaria del pasado: las estrategias del punto final

La magia del perd贸n

Afirma el conocido dicho: “El tiempo cura todas las heridas”, y como todo refr谩n, su contenido posee cierta sabidur铆a popular. No cabe duda, a veces el tiempo cura las heridas y los hechos se diluyen en el infinito mar de informaci贸n almacenada hasta desaparecer. Es posible que la persona afectada, cuando alguien le recuerde inoportunamente los acontecimientos negativos, simplemente se limite a contestar: “Eso ya pas贸... Ya no tiene importancia”. Desgraciadamente, esta forma natural de curaci贸n psicol贸gica no ocurre tan frecuentemente como uno podr铆a suponer. En la mayor铆a de los casos se necesita una vida entera, o m谩s de una, para que los malos recuerdos se insensibilicen.

Afortunadamente, el ser humano posee otra facultad sustitutiva a la amnesia primaria, que no necesita tanto de la memoria como de la decisi贸n y el amor. A esta aptitud se la conoce como el acto del perd贸n. Perdonar es el acto por el cual remitimos o exceptuamos de la deuda psicol贸gica a alguien o a nosotros mismos. Contrariamente a lo que se piensa, el olvido no es perd贸n, sino una alteraci贸n moment谩nea de la memoria, un bloqueo informacional patol贸gico o una enfermedad neuro-psicol贸gica. Al que perdona no le pasa nada raro en la memoria, simplemente decidi贸 hacer y hacerse un regalo. Un golpe en la cabeza puede producir olvido, pero no perd贸n. Cuando el indulto se otorga, el recuerdo sigue, pero ya no hace da帽o.

El proceso del perd贸n incluye un beneficio en doble sentido: alivio del resentimiento para quien lo ofrece y de la culpa o verg眉enza para qui茅n lo recibe. No solamente es un obsequio que se entrega, sino una forma de auto-recompensa y liberaci贸n. Anthony de Mello dec铆a: “Usted no hace nada para ser libre, usted descarta algo. Entonces es libre”. El perd贸n es una manera de lavar el alma y la mente. Es purificar el mundo interior.

Al acto de perdonar se llega por dos caminos: la revaluaci贸n objetiva de los hechos o el amor. En el primer caso, la persona decide revisar el pasado desde un nueva 贸ptica, m谩s desprevenida y actual, tratando de darle una oportunidad a los implicados. Este revisionismo autobiogr谩fico intenta desarrollar una actitud m谩s comprensiva para entender por qu茅 ocurrieron los hechos y cu谩les fueron sus causas. Es un proceso totalmente intencional y guiado por la raz贸n. Su meta no es justificar ni juzgar a los inculpados, sino hallar una explicaci贸n que permita una interpretaci贸n m谩s benigna y tolerante. Explicar el comportamiento no es lo mismo que justificarlo (podemos llegar a explicar psicol贸gicamente c贸mo se desarroll贸 la personalidad de un delincuente, pero no justificar sus acciones). Muchas de estas investigaciones personales terminan en nuevas formas de percepci贸n y evaluaci贸n, donde los agresores son aceptados desde una perspectiva m谩s humana y, finalmente, absueltos. En otros casos, la indagaci贸n puede culminar solamente en una amnist铆a parcial, que no es perd贸n, pero s铆 una aproximaci贸n interesante. Personalmente tuve una de 茅stas experiencias y a煤n me encuentro en proceso de llegar a perdonar.

Cuando ten铆a seis a帽os, mi padre me mand贸 a comprar el peri贸dico a la esquina. Yo estaba jugando con una colecci贸n de revistas de superh茅roes (apenas diez), de la cual me sent铆a profundamente orgulloso. Interrump铆 lo que estaba haciendo y fui a cumplir el mandado. Al llegar, el vendedor me dijo que el cami贸n estaba por llegar y que lo esperara. A los veinticinco minutos compr茅 el diario y me fui corriendo a mi casa. Al llegar mi mam谩 ten铆a cara de haber peleado, mi padre me arrebat贸 el peri贸dico y se fue para su cuarto. Cuando entr茅 a mi habitaci贸n no encontr茅 mis revistas. Le pregunt茅 a mi madre por ellas, y entre l谩grimas me se帽al贸 la caneca de la basura. Cuando me asom茅 vi mis revistas vueltas a帽icos, totalmente rotas. Mi demora hab铆a ocasionado en mi padre una impaciencia tan irracional que hab铆a descargado su ira con mis diez revistas rompi茅ndolas en pedacitos. Recuerdo que comenc茅 a llorar mientras trataba infructuosamente de rehacer cada una de ellas. Mi madre me abraz贸 y mi padre jam谩s habl贸 del asunto. Treinta a帽os despu茅s, al poco tiempo de morir 茅l, hablando un d铆a con mis hermanas, lo record茅 todo. Como un r铆o fuera de control, el material reprimido se desbord贸 y comenz贸 a calar el alma. Desde entonces, me he sentado varias veces a revaluar y crear argumentos que me permitan, tal como dec铆a el personaje de El Pr铆ncipe de las mareas, “Aceptar a mi padre con su terrible humanidad”. He encontrado excusas, atenuantes y paliativos, como por ejemplo la ignorancia del inmigrante, la segunda guerra mundial y la pobreza, pero a煤n no he llegado a perdonarlo de coraz贸n.

Hay un segundo camino menos tortuoso y directo para llegar al perd贸n, y es el que llega desde el amor. Aqu铆 la indulgencia es plenaria e incondicional. Aqu铆 no hay razones, ni intentos de comprensi贸n. El indulto es porque s铆, sin m谩s motivos que el sentimiento de amar, y punto. Cuando nos ofende un hijo, no necesitamos an谩lisis de ning煤n tipo, el perd贸n nace sin esfuerzo ni condici贸n. Podemos jugar a estar bravos uno o dos d铆as, pero luego, aunque intentemos que la rabia dure lo suficiente para darle un escarmiento, se nos pasa. Si hay amor, hay perd贸n. Si amamos a nuestra pareja, la perdonamos; si nos amamos a nosotros mismos, nos perdonamos. Si no hay perd贸n, algo le est谩 pasando al amor.

Para solicitar perd贸n, solamente se llega por un camino: la humildad. Pero una humildad decorosa. La absoluci贸n que se pide, si es digna, es decir, no humillante y atentatoria de la propia esencia, es un paso importante para el fortalecimiento del yo. Por ejemplo: “Vengo a pedirte perd贸n porque te he sido infiel. No me siento bien de haberlo hecho... T煤 no lo mereces... Adem谩s te amo... Perd贸name”. Es casi como decir, “compr茅ndeme, qui茅reme o ac茅ptame”, pero sin la autodestrucci贸n t铆pica del sumiso o el culposo cr贸nico. Una versi贸n menos respetable ser铆a: “Te suplico que me perdones... Yo no tengo arreglo... Soy una porquer铆a... No te merezco... Siempre he sido una persona infiel... (arrodill谩ndose y juntando las palmas de las manos en se帽al de s煤plica)... Por favor, api谩date de m铆.. No me dejes...” Obviamente, si este caso fuera real, independientemente de que se obtenga o no la clemencia, recomendar铆a asistir lo m谩s pronto posible a un buen terapeuta. Requerir el perd贸n es un acto de valent铆a y un b谩lsamo, pero jam谩s debe hacerse como un acto de laceraci贸n personal, sino de engrandecimiento.

El perd贸n evacua la memoria de malos recuerdos y alivia tus heridas. Si decides hacer uso de 茅l, acabar谩s con buena parte de la carga del pasado. No necesitas ser un perdonador de tiempo completo, simplemente, dentro de tus limitaciones naturales, comenzar a intentarlo. Perdonar y ser perdonado es un m茅todo exclusivamente humano, al cual puedes apelar para cerrar un cap铆tulo y enterrar lo que te mortifica. Comienza a desaguar el sistema hoy mismo, elige a qui茅n vas a indultar y comun铆caselo. Si no puedes, hazlo silenciosamente como un acto de auto-recompensa. Te quitar谩s un peso de encima y un problema menos por solucionar, adem谩s de aproximarte al amor. El perd贸n te permite no s贸lo estar “a paz y salvo”, sino “en paz y a salvo”.

Hablar de ello

Aunque el perd贸n limpie una buena parte de nuestra base de datos, no todo es resentimiento o culpa. La memoria contiene sentimientos supremamente resistentes a la erosi贸n del tiempo (como por ejemplo, los amores imposibles) y dudas sin soluci贸n (como las de algunos hijos adoptados que se preguntan qui茅nes habr谩n sido sus padres y por qu茅 los abandonar铆an). Hay cosas que no podemos resolver por nosotros mismos, pero que desgraciadamente ya forman parte de nuestra hoja de vida. Dudas, miedos, secretos ultra-ocultos, romances prohibidos, perversiones simp谩ticas, en fin, la memoria autobiogr谩fica posee toda una enciclopedia de intimidades que hacen m谩s lento el andar y crean confusi贸n.

Mi experiencia profesional es que cuando ese mundo clandestino sale a flote de una manera adecuada y con la colaboraci贸n de personas responsables y competentes, la cuesti贸n es absorbida por el organismo. No significa que se encuentre necesariamente la soluci贸n, pero muy probablemente la informaci贸n pasada perder谩 gran parte de su valencia negativa. Por lo general, cuando los pacientes cuentan su “gran secreto” sienten una mejor铆a inmediata y el restablecimiento autom谩tico de la auto-aceptaci贸n. Por un lado, descubren que el oyente no se horroriza tanto como esperaban y, por otro, siempre parece haber alguien con un problema mayor y eso, aunque sea consuelo de tontos, ayuda. Algunas personas se sienten sucias y no merecedoras de amor porque en su pasado esconden peque帽as “indecencias” y errores de juicio, que a la hora de la verdad no son tan graves, totalmente comprensibles y m谩s comunes de lo que se piensa. Nuestras reservas de sumario son similares. En la intimidad, cuando nadie nos ve, cometemos las mismas fechor铆as inofensivas en pensamiento, palabra y, casi nunca, en obra.

Cuando se tiene un problema hay que sacarlo y ponerlo sobre el tapete para mirarlo mejor y destriparlo si se puede. Hablar de ello y comunicarse asertivamente con amigos sinceros, asesores espirituales y psic贸logos bien calificados, es bueno y saludable. Contarle a un buen escucha, que nos acepte pese a todo, nos hace sentir en casa. Es repartir, as铆 sea por un rato, la carga entre dos.

Si tienes alg煤n secreto que te agobia, alguna pregunta sin respuesta, algo de lo cual te averg眉enzas, y el perd贸n no te sirve, no te quedes en silencio. Habla de ello. Busca alguien de confianza que pueda escucharte. Cu茅ntalo sin pelos en la lengua, ni esguinces de ning煤n tipo. Saca todo a relucir y te sorprender谩s del resultado. Si te da pena, siente la pena hasta aturdirte con ella, pero habla. Nada de lo que ocultas es en principio inexplicable. Todo es entendible si lo expones con sinceridad. Comparte tu mundo interior: 茅sa es una manera saludable de comenzar a borrar el pasado improductivo y ponerle punto final a lo que no vale la pena.




Bibliograf铆a:.
Sabidur铆a emocional. Walter Riso