EL ODIO Y LA IRA: EMOCIONES Y SENTIMIENTOS PROHIBIDOS

enojo

Cuando nuestro odio es demasiado profundo, nos coloca por debajo de aquellos a quienes odiamos.
François de la Rochefoucauld, Máximas

Son enormes las cantidades de libros, artículos, reseñas, elegías, canciones, películas, pinturas, fotografías y son muchas las expresiones en la historia humana que se han destinado al amor.  Sobre el odio, en cambio, hay poco representado: tenemos a los Capuleto y los Montesco, el odio al padre de Kafka y muchos otros que con su pluma nos regalaron pasiones existentes y de realidades caóticas del mundo y del cosmos, realidades que duelen y que a veces nos honran.

Parto de la premisa de Edgar Morin que Homo sapiens no es únicamente sapiens sino simultánea y paradójicamente también es demens. Es decir, que el hombre tiene la singularidad de ser mental y cerebralmente sapiens-demens, llevar en sí a la vez la racionalidad, el delirio, la hýbris (la desmesura y soberbia) y la destructividad (Morin, 2003:30), en otras palabras, la complejidad del hombre estriba precisamente, en ser a la vez un animal racional y pasional.

Esta premisa romperá y desbaratará esa vieja idea de que el papel de nuestra especie en su relación con la naturaleza y el universo será el de controlar sus emociones y quien no lo hiciera será “desnaturalizado”, será alguien “anormal” y en algunas ocasiones hasta será sujeto de reclusión, como hoy son los locos o los delincuentes.

El término ‘pasión’ proviene del latín passio, que significa laacción de padecer, y se utiliza de forma poética y literaria, puede también en algunos casos ser equivalente a sentimiento o aemoción. En este trabajo utilizaré el término pasión para referirme a sentimientos intensos, vehementes, que ejercen un influjo poderoso sobre el comportamiento, y para emoción y sentimiento utilizaré la definición del neurocientífico Antonio Damasio, quien, además, a lo largo de su obra, demostró la imposibilidad de separar razón/emoción:


En general uso “emoción” para una colección de cambios que ocurren en cuerpo y cerebro, habitualmente por la incitación de algún contenido mental específico. “Sentimiento” es la percepción de esos cambios [...] La esencia de lo que llamo sentimientos es ese proceso de monitoreo continuo, esa expresión de lo que tu cuerpo hace mientras se despliegan pensamientos sobre contenidos específicos. Si una emoción es una colección de cambios en el estado corporal, conectados a precisas imágenes mentales que han activado un sistema específico del cerebro, la esencia de sentir una emoción es la experiencia de dichos cambios en yuxtaposición con las imágenes mentales que iniciaron el ciclo (Damasio, 1996:170).

En otras palabras, para Damasio, la emoción normalmente aparece de forma abrupta con alteraciones físicas tales como agitación, palpitaciones, palidez, rubor, malestar estomacal, etcétera, y el sentimiento es más duradero y estable.

Las emociones son analizadas, ya sea como la causa de las conductas (Darwin) o como algo que consiste única o principalmente en patrones de conducta (Dewey, Ryle). Las teorías evaluativas (Brentano, Scheler) comparan las actitudes en pro y en contra de las emociones (sentir agrado, desagrado, amor, odio, etcétera) y los juicios de valor positivos o negativos. En este tipo de análisis, el “objeto” de la emoción es importante. Finalmente,están las teorías cognoscitivas, que cubren un amplio espectro y se enfocan en la conexión entre las emociones y nuestras creencias sobre el mundo, nosotros mismos y los demás. Por ejemplo, las emociones parecen depender de ciertas creencias, tal como la envidia, que depende de la creencia de que otra persona ha tenido mejor suerte que nosotros y pueden modificar nuestra percepción del mundo y nuestras creencias al respecto (Calhouny Solomon, 1996:14).

Las emociones son fenómenos y experiencias multidimensionales. En parte, éstas son estados afectivos subjetivos, hacen que nos sintamos de una manera en concreto, por ejemplo, rabiosos o felices. Las emociones también son respuestas biológicas, reacciones fisiológicas que preparan al cuerpo para la acción adaptativa. La rabia nos prepara para la lucha contra un enemigo y el miedo nos prepara para huir del peligro. Las emociones producen expresiones faciales y corporales que comunican nuestras experiencias emocionales internas a los demás. En consecuencia, podemos afirmar que las emociones/sentimientos son fenómenos a la vez subjetivos, fisiológicos, sociales y culturales.


BREVE, UN MUY BREVE RECORRIDO HISTÓRICO DE CÓMO SE CONCIBIERON LAS EMOCIONES/SENTIMIENTOS:


Comenzaremos con Aristóteles, quien pensaba que la emociónes como una forma más o menos inteligente de concebir cierta situación, dominada por un deseo (por ejemplo, en la cólera oel deseo de venganza). En su "Ética," insistió en que el “hombre bueno” debe sentir las emociones correctas en los momentos correctos, y no sentir las incorrectas (Calhoun y Solomon, 1996).

Aristóteles divide al alma humana en una parte racional y otra irracional, no establece una división drástica entre las dos partes, argumenta que ambas forman necesariamente una unidad y esto se aplica particularmente a las emociones que abarcan un elemento cognoscitivo, incluyendo creencias y expectativas sobre la propia situación, así como sensaciones físicas. Aristóteles afirma:


“Vemos la tierra con la tierra, el agua con el agua, el divino éter con el éter, con el fuego el fuego destructor, el amor con el amor y el odio, en fin, con el dañino odio” (Aristóteles, 2010: 29).


Así, Aristóteles evita el dualismo de mente y cuerpo, argumentando en "Acerca del alma" que las creencias, los movimientos corporales y los cambios fisiológicos son elementos inseparables de la emoción. Así, evitar distinguir en forma demasiado tajante entre los elementos (o físicos), reconociendo que las emociones pueden ser ambas cosas en grados variantes de complejidad.

Con David Hume se inicia la rebelión que aún hoy motiva gran parte de las controversias, dice: “La razón es, y debe ser, esclava de las pasiones”. Distingue entre pasiones «serenas» y «violentas». Identifica los sentimientos estéticos y morales como ejemplos de pasiones «serenas», mientras que caracteriza como «violentas» sentimientos tales como «el amor y el odio, la alegría y la tristeza, el orgullo y la humildad»; también divide las pasiones en «directas», que surgen inmediatamente del placer o dolor, e «indirectas», que proceden de los mismos principios, pero en conjunción con otras cualidades. En el "Tratado sobre la naturaleza humana: un intento de introducir el método de razonamiento experimental en las cuestiones morales (1740", tomó parte en la batalla que se libraba entonces entre los filósofos morales que creían que el conocimiento humano está basado en la razón, y los que creían que está basado en el sentimiento. Hume argumentó allí, así como en la "Investigación sobre los principios de lamoral", publicada en 1751, que al formular nuestros juicios de lo que está moralmente correcto o incorrecto nos guiamos por ciertos sentimientos de aprobación y desaprobación, a los que él llamó "sentimientos morales". En defensa de esto, argumentó que si el sentimiento no juega un papel importante en el conocimiento moral, nunca estaríamos motivados a hacer lo correcto y a evitar lo incorrecto. Fue el primer filósofo que le puso una importante atención al papel que juegan las ideas y las creencias en generar las emociones , así como el primero en insinuar la idea de que las emociones siempre se sienten respecto a un objeto (Calhoun ySolomon, 1996: 108).

Charles Darwin plantea en su obra "La expresión de la emociónen el hombre y los animales" publicada en 1872, que las emociones y la expresión emocional en el hombre y los animales son similares; pensaba que el hombre evolucionó partiendo de formas de vida inferiores. Delineó los tres principios más importantes que explican el origen de la expresión emocional: algunas expresiones emocionales surgen originalmente porque son útiles para manejar una situación que provoca emoción, y por consiguiente tienen valor para la supervivencia. Otras son simplemente lo opuesto de esas conductas emocionales útiles relacionadas con una emoción opuesta. Y otras más, como el temblor, son simplemente el resultado de los cambios fisiológicos que ocurren durante experiencias emocionales (Calhoun y Solomon, 1996:129).

En su artículo “Qué es una emoción” (1884), William James, pensaba que la emoción es una reacción fisiológica, esencialmente en su acompañamiento sensorial: el “sentimiento”. También argumentó que las emociones son un tipo especial de percepción. La teoría de James-Lange define la emoción en términos de sensaciones físicas, y cae de lleno dentro de la tradición cartesiana. Es, a su vez, una teoría más refinada porque se basa en conocimientos científicos de fisiología, neurología y conducta animal que estaban en boga entonces, incluyendo las investigaciones de Darwin de la expresión emocional en el hombre y los animales.

James dice que no lloramos porque nos sentimos tristes, sino que nos sentimos tristes porque lloramos, enojados porque golpeamos y asustados porque temblamos. Así pues, la reacción fisiológica es central para la emoción; y “sentirse triste” no es la causa de esta reacción, sino más bien nuestra experiencia de esa reacción (Calhoun y Solomon, 1996:141).

Finalmente, en "Las emociones. Esbozo de una teoría" (1939), Jean Paul Sartre argumentó que las emociones se parecen a los juicios (especialmente a los juicios de valor) o incluso que las emociones son una especie de juicio o creencia. Para Sartre es básica la idea de que las emociones están dirigidas “intencionalmente” hacia los objetos del mundo. Esto es, puesto que las emociones se sienten con relación a las cosas del mundo, no son simplemente “sentimientos” brutos, como una punzada o un dolor agudo, son una forma de estar conscientes del mundo. Estuvo en desacuerdo con James, quien pensaba que en gran parte eran fisiológicas sobre las que no tenemos control. Nuestras emociones, dice Sartre, son transformaciones mágicas del mundo, formas voluntarias en que modificamos nuestra conciencia de los sucesos y cosas para tener una visión más agradable del mundo. Para Sartre, la emoción es una forma de captar el mundo.

En resumen, las emociones son analizadas, ya sea como la causa de las conductas (Darwin) o como algo que consiste única o principalmente en patrones de conducta (Dewey, Ryle). Las teorías evaluativas (Brentano, Scheler) comparan las actitudesen pro y en contra de las emociones (sentir agrado, desagrado, amor, odio, etcétera) y los juicios de valor positivos o negativos. En este tipo de análisis, el “objeto” de la emoción es importante. Finalmente, las teorías cognoscitivas, que cubren un amplio espectro de teorías particulares, se enfocan en la conexión entre las emociones y nuestras creencias sobre el mundo, nosotros mismos y los demás. Por ejemplo, las emociones parecen depender de ciertas creencias, por ejemplo, la envidia depende de la creencia de que otra persona ha tenido mejor suerte que nosotros y pueden modificar nuestra percepción del mundo y nuestras creencias al respecto (Calhoun y Solomon, 1996: 14).

Max Scheler será el primer filósofo y en su libro !Formalismo" critica a Descartes, quien reduce las emociones a afectos irracionales que “nos suceden y que no contribuyen en nada, excepto accidentalmente, a nuestro conocimiento del mundo”. El propio análisis de Scheler de la emoción es diametralmente opuesto a eso y representa un intento por superar la dicotomía tradicional aún hoy muy viva, entre la emoción y la razón. Para Scheler, por lo menos algunas emociones están a la par con la razón, y son una especie de “intuición” o “percepción” de lo que es o no es valioso; esas emociones nos proporcionan nuestro único acceso al mundo de los valores. También argumenta que las emociones son cognoscitivas en un sentido estricto. Por medio de nuestras emociones nosotros “vemos” valores, así como vemos colores y formas con nuestro sentido de la vista. Por consiguiente, nuestras emociones son actos mentales genuinamente informativos(Ibid. 233)

Las emociones son fenómenos multidimensionales. En parte, las emociones son estados afectivos subjetivos, hacen que nos sintamos de cierta manera en concreto, por ejemplo, rabiosos o felices. Las emociones también son respuestas biológicas, reacciones fisiológicas que preparan al cuerpo para la acción adaptativa. Cuando sentimos emoción, nuestros cuerpos están en un estado de activación que no se da cuando no sentimos emoción; nuestro corazón empieza a latir con fuerza, los músculos se tensan y la respiración acelera su ritmo. La rabia nos prepara para la lucha contra un enemigo y el miedo nos prepara para huir del peligro. Finalmente, las emociones son fenómenos sociales. Las emociones producen expresiones faciales y corporales que comunican nuestras experiencias emocionales internas a los demás. En consecuencia, podemos afirmar que las emociones/ sentimientos son fenómenos subjetivos, fisiológicos, sociales y culturales.

Finalmente concuerdo con Jonathan Turner cuando afirmaque:


Nuestra capacidad de utilizar una amplia gama de emociones evolucionó mucho antes de que el lenguaje hablado y que, por otra parte, amplió las capacidades emocionales entre los primeros homínidos porque representó una preadaptación para el lenguaje hablado y la cultura entre los homínidos posteriores. Mucho antes de que los homínidos pudieran hablar con las palabras, comunicaron por medio del lenguaje corporal sus emociones; y es el cableado neurológico del cerebro para estos lenguajes emocionales que representaron el avance evolutivo clave (Turner, 2000:xi).



¿CUÁNTAS EMOCIONES HAY?


La respuesta a esta pregunta depende de la posición teórica que se adopte.


► De acuerdo con las perspectivas biológicas, Panksepp(1982) propone la existencia de cuatro emociones básicas: miedo, ira, pánico y expectativa. Según él hay cuatro emociones primarias porque encontró cuatro vías neuroanatómicas distintas en el sistema límbico.
► Trevarthern (1984) se basa en una perspectiva de desarrollo al proponer cuatro emociones fundamentales: alegría, ira, angustia y miedo; estas cuatro emociones emergen pronto (al segundo mes de vida), mucho antes que otras emociones, por ejemplo, la vergüenza y el odio.
► Ekman (1984) propone seis emociones distintas: miedo, rabia, alegría, sorpresa, asco y desprecio. La lista de emociones de Ekman se deriva de la serie de estudios sobre la universalidad transcultural de las expresiones faciales.
► Plutchik (1980) hace una lista de ocho emociones fundamentales: ira, asco, tristeza, sorpresa, miedo, resignación, alegría y anticipación, en la que cada emoción se corresponde con uno de los ocho síndromes emoción-conducta que comparten todos los organismos vivientes.
► Finalmente, Izard (1977)presenta una lista de diez emociones sobre la base de su teoría diferencial de las mismas: ira, miedo, alegría, asco, culpa, angus-tia, sorpresa, vergüenza, interés y desprecio (Reeves, 2010:230).


Turner (2000) nos plantea que existen nombres para cerca de doscientas emociones; es importante mencionar, que no hay emociones puras, siempre tienen conexiones con otras, por ejemplo, el odio puede tener un componente de miedo o enojo, o surgir de un vínculo amoroso muy profundo, entre otros (véase tabla 1)



La experiencia de distintas situaciones emocionales, las palabras de carácter emocional, las influencias culturales, los agentes socializadores como la familia y la complejidad de los sistemas de saberes y la relación con el entorno, contribuyen a la construcción y la experiencia emocional.

Todo ser humano puede sentirse y decirse feliz, triste o ansioso. Ello no significa que hombres y mujeres experimenten el mismo tipo de emociones, con la misma frecuencia, con la misma intensidad, siempre está allí la cultura. Tampoco quiere decir que circunstancias análogas provoquen emociones idénticas en hombres, mujeres, niños o adultos. Lo que sí es claro y me parece importante subrayar es que la especie Homo sapiens trajo consigo evolutivamente algunas pocas emociones que devinieron en muchas más por los encuentros entre los mismos hombres y mujeres, y entre las diversas culturas con las que tuvieron intercambios, razón por la que paulatinamente fueron surgiendo nuevas emociones, nuevos sentimientos, nuevos cuerpos, nuevos significados y de ahí nuevos comportamientos.



Como se observa, no podemos separar ninguno de los elementos del bucle, todos están íntimamente interrelacionados. Así, cada cultura contiene su propio ethos, es decir, como sistema culturalmente organizado de las emociones. A su vez, por medio del lente de nuestra cultura, organización, cuerpo y cerebro y relaciones sociales, es que conocemos y sentimos.

¿Por qué poner al sujeto en medio del bucle? Si no atravesaran todas las ideas, conceptos, prácticas, actitudes, creencias por este sujeto, no tendría sentido esta nueva epistemología de segundo orden que reivindica y vuelve a traer en el tiempo histórico a ese sujeto que se fue perdiendo en el camino, este sujeto al que me refiero es un sujeto no-sujetado, pensante y creador, sintiente y vivo.


EL ODIO Y LA IRA, SUS CARACTERÍSTICAS


A continuación mostraré algunas definiciones de ambos conceptos:


Ira. (Del lat.Ira). Airado, airar, iracundo irascible. Provocar, acometer, estar poseído de; Encenderse en, llenarse de; Bramar ,Mugir, Rugir de; Desahogar, Descargar, Desfogar; Acceso, Arrebato, Ataque de; Ciego de; Cólera, furia, furor, rabia. Enfado muy violento, en el que se pierde el dominio sobre sí mismo y se cometen violencias de palabra o de obra (Moliner, 1994: 171). Odio.
(Del lat. ódium; asco, usgo; enojar. Despertar, Inspirar, Levantar —odios; Cobrar, Coger, Tomar; Sentir, Tener; a, por). Sentimiento violento de repulsión hacia alguien, acompañado de deseo de causarle o de que le ocurra daño. Repugnancia violenta hacia una cosa, que hace que no se pueda soportar: ‘El odio a la mentira’. Se usa también hiperbólicamente: ‘No me explico su odio a este cuadro’ (Moliner, 1994: 550).

Ahora bien, para mostrar la complejidad de las emociones, muestro los sinónimos de ambos:


Sinónimos de ira: indignación, irritación, irritamiento, cólera, furor, rabia, furia, arrebato, enojo, exasperación, soberbia, saña,corajina, fiereza, vesania, enfado, atufo, despecho, mosqueo, violencia, rabieta, berrinche, vasca, bramura, repente, estallido,arrechucho (Sainz de Robles,1991: 27).
Sinónimos de odio: aborrecimiento, abominación, odiosidad, enconamiento, animadversión, resentimiento, rencor, encono, ojeriza, rabia, tema, manía, fila, hincha, tirria, ira, horror, corajosidad, disfavor, antipatía, xenofobia, fobia, desamor, despecho, envidia, desafecto, desafección, malquerencia, malevolencia, acrimonia, inquina, seña, hiel, enemiga, enemistad, oposición, repugnancia (Sainz de Robles,1991: 37).

Cada cultura permite o impide la expresión de algunas emociones, así, Turner propone entender la cultura como los sistemas de símbolos y objetos que los humanos han acumulado, transmitido y construido a lo largo de la evolución de homo tales como saberes y conocimientos que los utilizan para ordenar sus respuestas en los encuentros con los demás y también con su entorno y su mundo. Estos saberes culturales están dispuestos a lo largo de varias dimensiones básicas. En primer lugar, hay una dimensión de valor en el que se utilizan los estándares altamente abstractos y generales de los que culturalmente se considera como bien y mal para evaluarse a sí mismo y a los demás. En segundo lugar, hay una dimensión de creencias y de la ideología que traduce los valores generales en los mandatos de evaluación más concretos de cómo yo y los demás deberíamos y deben actuar en un contexto particular.

En tercer lugar, hay una dimensión normativa en las que se encuentran las reglas del sentimiento que articulan la naturaleza de las configuraciones emocionales que se activan en un contexto específico dentro de un ámbito institucional más amplio. En cuarto lugar, hay textos apropiados o modos lingüísticos de representación (por ejemplo, géneros, formas de hablar, modos de discurso, etc.) que se van a utilizar en un encuentro específico, que a su vez dictan lo que debe ser incluido y excluido en el transcurso de una interacción y éstas varían a lo largo de la vida de los sujetos de esa cultura en particular. En otras palabras, estas fuerzas culturales restringen el flujo de las emociones en diversas situaciones (Turner, 2000).

Es muy importante hacer notar que las emociones no son puras, cuando hablamos de la ira a veces puede venir acompañada, por ejemplo, de tristeza o rencor. Cuando estamos buscando construir una antropología de las emociones debemos saber que, al separar, como aquí lo hacemos, el odio y la ira, lo estamos haciendo heurísticamente dado que buscamos comprenderlas en su gran complejidad.

Los factores que desempeñan un papel importante para el surgimiento del odio son:


1. La presión social para actuar de determinada manera, que implica un razonamiento emocional o como diría Allport (1999), prejuicio que es una idea u opinión, generalmente de rechazo y discriminación, que se tiene sobre algo o alguien sin que esté motivada ni justificada por nada concreto. Es una forma de sentir, pensar y hablar de manera negativa acerca de los otros sin ningún fundamento.
2. La presión social para actuar de determinada manera y el miedo por la propia vida si se desobedece una orden proveniente de alguien poderoso y,
3. Las falsas creencias implantadas sistemáticamente por líderes cínicos y manipuladores. De este modo, es evidente que no se puede odiar en el vacío, además es imposible aislar el odio solamente se le puede estudiar en los contextos complejos dentro de los cuales tiene lugar.

El mismo autor distingue entre el odio como una pasión y emociones como la ira y el miedo, ya que el odio está compuesto de sentimientos amargos habituales y pensamiento acusatorio, y constituye una estructura obstinada en la vida mental-emocional del individuo.

Por su parte, la ira es un estado emocional transitorio, suscitado por la frustración de alguna acción del otro en curso. Surge en un momento dado por un estímulo identificable que conduce a impulsos para atacar a la fuente de la frustración directa y a menudo infligir lesiones a esta fuente.

Hace mucho tiempo que Aristóteles señaló que la ira se diferencia del odio en que la ira se siente habitualmente sólo hacia los individuos, mientras que el odio puede sentirse hacia clases enteras de personas. Observó, además, que una persona que da paso a la ira se siente mal a menudo por su arrebato y compadece al objeto de su ataque, pero al expresar-sentir el odio, rara vez se siente arrepentimiento. El odio está más arraigado y constantemente busca la extinción del objeto de odio. Para Aristóteles, la persona enojada desea que el sujeto de su ira sufra; la persona que odia desea que la persona odiada perezca, también había notado que las personas enojadas pueden sentir compasión y culpa por los sujetos de su ira, no aquellos que odian.

Para decirlo de otro modo, la ira es una emoción, mientras que el odio debe ser clasificado como un sentimiento, es una organización permanente y duradera de impulsos agresivos hacia una persona o hacia una clase de personas y en ocasiones a objetos. Ya que se compone de una habitual sensación amarga y pensamiento acusatorio, constituye una estructura obstinada en la vida mental-emocional del sujeto. Por su propia naturaleza el odio es extra-punitivo, lo que significa que el enemigo está afuera y seguro de que la falla radica en el objeto de su odio. Así, la función de la ira pone al otro en su lugar, es una regulación de las jerarquías. En "La Ilíada" de Homero, la ira de Aquiles será el tema central de la primera gran obra épica de la civilización occidental. Aquiles parecería reconocer que no hay fin a su irao su deseo de venganza lo que lo llevará al desastre a él y a los que lo acompañan. Aristóteles pensaba que quien no se enojaba al ver a alguien insultar a un amigo tenía un carácter servil. En consecuencia, podemos hipotetizar que el odio y la ira a menudo van de la mano y que en ambas tiene que haber un agravio, es decir, cuando un hecho o insulto ofende a una persona que atenta contra su dignidad, su honor, su credibilidad, especialmente cuando hay alguna injusticia.

La génesis del odio es secundaria, contingente y relativamen-te tardía en el proceso de la evolución humana, y considero también que evolutivamente; sabemos que el odio, la violencia y la guerra no existen en todas las sociedades, como son los ejemplos de los mbuti de la selva húmeda del Congo, quienes viven en paz con ellos mismos y con su entorno, así como los lepchas de la India que Margaret Mead describió como un pueblo tranquilo que evita toda violencia.

Otra cuestión importante es que el odio no tiene por qué ser la única razón por la que un grupo decida exterminar a otro. Puede haber diversas intenciones, como las apoderarse de la tierra o de los bienes del otro, puede a veces realizarse ello por una simple y vil ambición; en estos casos surgirán en las víctimas la rabia y el odio a posteriori del hecho violento.

Muy a menudo hay también una relación entre odio y violencia que actúan en un bucle en ambas direcciones: el odio aviva la violencia, que a su vez ésta aviva todavía más el odio y así sucesivamente.

Se puede decir que el odio que denomino "odio sociopolítico" surge y se produce entre culturas, naciones o grupos étnicos, puede devenir en acciones violentas como guerras u otras formas depresiones; el "odio homofóbico" es aquel que se manifiesta abierta o disfrazadamente en contra de cualquier individuo o grupo queno sea heteronormativo; está también el "odio íntimo", es el que se desarrolla en las relaciones entre las parejas en las cuales el amor puede convertirse en odio y a veces también entre otros miembros de la familia: suegros, nueras, yernos e incluso hijos y,finalmente, el "odio personal", que surge en los conflictos al interior de un grupo, por ejemplo, en el trabajo.

El odio puede crecer hasta el punto máximo muy rápidamente en unos pocos días o meses o ser alimentado y sostenido durante siglos o incluso milenios por medio de ideologías que se reproducen de generación en generación. Se manifiesta de muy diversos modos, desde las acusaciones contra otra persona, pasando por la imposición de sanciones económicas contra un grupo, hasta llegar a los extremos de la denominada limpieza étnica y el genocidio de pueblos enteros. También sabemos que el odio es una emoción intensa o como decíamos, una pasión.

Dozier (2002) ha sugerido que el odio se desarrolla a partir de un antiguo instinto de supervivencia. Implica una intensa aversión, ira y uso de estereotipos, así como la diferenciación entre quien se halla dentro del grupo y quien se halla fuera de él. En este sentido, el odio es una forma agresiva de rechazo que refleja una forma extrema de miedo; sin embargo, en este caso, la reacción del individuo consiste en luchar en vez de huir, que suele ser generalmente la primera reacción al miedo. Este autorconsidera al odio como un tipo de fobia, de ira que, en tiempos anteriores, ayudaba a las personas a evitar situaciones peligrosas, pero que en el orden social actual resulta obsoleta. Así pues, el odio es un desorden, dice, que impide el buen funcionamiento social en el mundo de hoy y que como tal debe ser erradicado. Difiero con Dozier, primero, porque considera al odio como instinto de supervivencia; en realidad, al odio no se le puede confundir ni con la agresión, que es un imperativo comportamental, como dice Lizarraga (2018) ni con la ira, que es parte del paquete emocional evolutivo de Homo sapiens y, segundo, el odio no siempre implica miedo ni ira, pueden ser factores ideológicos, discursivos e incluso emocionales, como podrían ser los celos, la envidia, el resentimiento o la venganza.

Se tiene la creencia que hay una delgada línea entre el amor y el odio, entre el yo y el tú, entre el yo y el otro, entre el nosotros y los otros, y que el enemigo como construcción y como realidad siempre ronda entre sujetos, sociedades y culturas. A continuación, hablaremos del odio y las nuevas exploraciones del llamado “circuito del odio” del cerebro, que han confirmado similitudes entre estas dos poderosas emociones: el amor y el odio. Si se dice que el amor viene del corazón, entonces, ¿qué pasa con el odio? Junto con la música, la religión, la ironía y una serie de otros conceptos complejos, los investigadores están a la caza de las bases neurológicas del odio. Imágenes por resonancia magnética han comenzado a revelar cómo la fuerte de esta emoción comienza a surgir en el cerebro.

El neurobiólogo Semir Zeki, del Laboratorio de Neurobiología del University College de Londres, dirigió un estudio en el 2008, que junto con John Romaya, escanearon los cerebros de diecisiete adultos mientras miraban imágenes de una persona que odiaban intensamente, especialmente una ex-pareja o alguien con quien hayan tenido algún problema muy serio (véase figura 2)


Fig.2

En general, las áreas en la circunvolución frontal medial, el putamen derecho, la corteza premotora y la ínsula medial fueron activadas. Son las partes de este llamado “circuito del odio”, señalaron los investigadores, que están también implicados en la iniciación de la conducta agresiva, pero los sentimientos de agresión en sí, al igual que la ira, el peligro y el miedo, muestran diferentes patrones en el cerebro, no así el odio.

El putamen prepara al cuerpo para el movimiento, es posible que esto sea o para activar o bien para proporcionar una protección de la persona amada o bien para prepararse para un acto agresivo del odiado. La ínsula se asocia con sentimientos de angustia o los celos (véase figura 3).


Fig.3

Ciertamente, el odio puede surgir de sentimientos positivos, como el amor romántico. Pero el amor parece desactivar zonas tradicionalmente asociadas con el juicio, mientras que el odio activa zonas de la corteza frontal que pueden estar involucrados en la evaluación de otra persona y en ocasiones predecir su comportamiento.

Algunos investigadores sostienen que el odio tiene una ventaja evolutiva que pudo haber ayudado a un sujeto a decidir a quién confrontar en un momento dado. Consideramos, como hipótesis, que el odio surgió tardíamente en la evolución humana, que es una emoción-sentimiento más evolucionado porque en sus inicios homo pudo haber sentido animadversión, asco, repulsión, antipatía, aversión por otro homo, pero no odio. El odio comprende una interconexión más compleja que los sentimientos antes descritos e implica mucha memoria, porque para odiar se necesita de un juicio y es por lo tanto un senti-pensamiento que como fundamento necesariamente es un prejuicio.

Zeki dice:


En el amor, se despide uno de sus sentidos y enloquece por esa per-sona, en el odio parece que hay que calcular el próximo movimien-to, además, en el amor romántico, es más probable que el amantesea menos crítico con respecto a la persona amada, en el contextode odio, el enemigo odia ejerce juicios para calcular movimientos,para dañar, herir o vengarse del enemigo(Seki y Romaya, 2008)..


El odio, por tanto, si busca dañar o daña a otros se convierte en una forma de violencia.


¿ES EQUIVOCADO, MALO O NEGATIVO EL ODIO?


Las personas llenas de odio a veces hacen cosas incomprensibles, desde desfigurar templos y lápidas, acosar y matar personas, hasta masacrar poblaciones enteras. En la antigüedad las explicaciones del odio humano eran desviaciones o pecados del alma. En la modernidad, la respuesta ya no será teológica y devendrá como una forma de enfermedad mental.

En 1999, Eric Harris y Dylan Klebold atacaron su escuela secundaria en Columbine, Colorado, y mataron a doce estudiantes y a un profesor e hirieron a otros veintiuatro y dejaron atrás diatribas de odio contra la sociedad para explicar sus acciones.También pronto se supo que Harris había sido tratado con medicamentos para la depresión y algunos creían que su desesperación lo hizo más susceptible al odio, su vida familiar era sumamente problemática en un mundo plagado de violencia. Otros promotores del odio, como Hitler o Stalin y muchos más, fueron diagnosticados por expertos en salud mental como personas con trastorno de personalidad narcisista.

Basados en esos ejemplos, es tentador pensar que aquellos que sienten odio hacia los demás son enfermos mentales. Eso no explica el gran número de serbios o tutsis y hutus que se transformaron en asesinos de sus vecinos y amigos que de hecho eran sus compatriotas. No obstante, aún hoy algunos expertos en salud mental todavía creen que el odio es una enfermedad.

A principios del siglo XX, Sigmund Freud consideró el odio como un sentimiento normal, aunque desagradable, como subproducto de la lucha de un sujeto para mantener y preservar su ego frente a las presiones de la civilización. Otros piensan que la gente común bien socializada puede ser inducida a odiar a los demás.

Considerado desde otro lugar, el odio ha sido raramente juzgado por psiquiatras como síntoma de buena salud mental. Una excepción es el reclamo del psiquiatra y escritor Kurt Eissler (2000) que defendió el valor positivo del odio que denominó como el “odio noble”, y decía que es una habilidad rara que puede ser puesta al servicio de un objetivo digno que vale la pena. Esta variedad de odio, que tiene claramente un componente ético es el odio de un sujeto verdaderamente sensible a la injusticia, Eissler argumenta que ese odio es una forma legítima de enfrentar la realidad inaceptable y dolorosa en la que el sujeto se propone cambiar y mejorar esta situación. También otros afirman que al igual que un arma cargada, el odio no es intrínsecamente malo, que es simplemente una capacidad que se puede utilizar para el bien o para el mal. Este odio noble puede ser muy constructivo, como podría ser el caso del derrocamiento de un dictador cruel, y además argumentó que el odio no sólo es normal, puede también ser una herramienta positiva.

Considero que es momento para desmitificar al odio y a la ira solamente como negativos y perjudiciales; en nuestras sociedades nos prohíben sentir odio, más a las mujeres, pues las leyes y nuestra cultura judeocristiana están pensadas en función de la domesticación y la dominación. Sentir odio está sancionado éticamente y mal visto socialmente, una buena parte de la historia de Homo sapiens moderno es la historia de la ira y del odio, aunque también habrá que incluir el resentimiento, la rebeldía, la transgresión y las luchas constantes contra las injusticias, el abuso y la violencia.

Ahora bien, como se aprecia en la tabla 2, el odio aparece en la clasificación dentro del enojo y la reivindicación, pero cuando no encontramos el componente enojo en una conducta, ¿qué es lo que sucede; se puede pensar al odio más allá de la emoción, es decir, más ligado al mundo cognoscitivo? Si seguimos el argumento del que hablé anteriormente, de que el odio surgió como tal tardíamente en el proceso evolutivo de sapiens, entonces está más ligado a las costumbres, cosmovisión, sistemas de creencias y prejuicios, a la ética, en otras palabras a nuestra cultura. Para argumentar lo anterior, considero que, por ejemplo, los asesinos seriales, fríos, calculadores, poco expresivos, algunos de ellos matan no porque estén enojados con la víctima sino por circunstancias y razones que van más allá de la misma.



Así, el enojo y el odio pueden pensarse en diferentes esferas:



El objeto/sujeto emocional, es a quien se dirige ese enojo o ese odio, para la primera emoción; puede o no ser un acto o una palabra infringida e injustificada que haga daño a ese sujeto u objeto, para el segundo, coloca rasgos fundamentalmente negativos en ese otro.

Las creencias, son elementos centrales para el emocionarse, en particular, para enojarse u odiar. Para la primera, puede creer que el sujeto ha cometido un acto culpable o dañino, sea o no real; puede creer también que el acto o palabra tiene consecuencias indeseables y creer el sujeto merece ser castigado. En cuanto al odio, se puede creer que el objeto/sujeto tiene algunos rasgos fundamentalmente negativos; también considerar que el otro es una amenaza para el que odia. Creer que los rasgos fundamentales del objeto/sujeto se oponen a las normas y valores básicos y finalmente, creer que el objeto merece ser evitado o incluso eliminado.

Los deseos, juegan un papel importante en el odiar y estar enojado. El que se siente enojado desea castigar personalmente al sujeto. Para el que odia desea reducir la influencia del sujeto o incluso eliminarlo y rechaza de la situación actual al creer que sería difícil de cambiar.

La acción puede ocurrir en sujetos que sienten odio y/o enojo en un margen muy amplio, por ejemplo, desde la utilización de las palabras para someter, insultar, humillar, rebajar y dominar hasta llegar a los golpes y matar hasta la consecución de masacres y genocidios.


Reflexión final


Por naturaleza, los seres humanos somos curiosos. Todos buscamos conocer y conocemos sintiendo y emocionándonos. La emoción es la resonancia propia de un acontecimiento pasado,presente o futuro, real o imaginario, en la relación del individuo con el mundo; es un momento provisorio nacido de una causa precisa en la que el sentimiento se cristaliza con una intensidad particular: alegría, ira, deseo, sorpresa, miedo, allí donde el sentimiento, como el odio o el amor, por ejemplo, está más arraigado en el tiempo, más integrado a la organización corriente de la vida, más accesible, también, a la posibilidad de un discurso. La emoción llena el horizonte, es breve, explícita en términos gestuales, mímicos, posturales, e incluso de modificaciones fisiológicas. El sentimiento instala la emoción en el tiempo, la diluye en una sucesión de intensidad, pero en una misma línea significante. Se envuelve en un discurso susceptible de explicitarse a partir de valores comunes, nombra su objeto y su razón de ser, precisa su significación, es un motivo de intercambio dentro del grupo.

La emoción es a la vez evaluación, interpretación, expresión, significación, relación, regulación de intercambio; se modifica según los públicos y el contexto; difiere en su intensidad y aun en sus manifestaciones, de acuerdo con la singularidad personal. La totalidad de la relación con el mundo siempre es simultáneamente una relación con el otro, se simboliza a través del vínculo social e implica la modulación introducida por los otros y, por lo tanto, la actividad de pensamiento. Se introduce en la simbólica social y las ritualidades en vigor (Le Breton, 1999: 192).

La antropología de las emociones puede revertir esa imagen robotizada del hombre que ha mostrado la ciencia social sin sentimientos, sufrimientos, muertes y alegrías. Si podemos describir, participar y solidarizarnos con el dolor y el placer en sus formas complejas de la vida cotidiana de otras sociedades, quizás es posible sensibilizar a esos Otros en Occidente.

Nunca se odia a un amigo, a un compañero a un hijo o a unamante. El odio necesita de enemigos. Los enemigos son distintos de nosotros y siguen costumbres que no son las nuestras, nosdice Umberto Eco, y uno diferente por excelencia es el extranjero. Ya en los bajorrelieves romanos los bárbaros aparecen barbudos y chatos, y el mismo apelativo de bárbaros, como es sabido, hace alusión a un defecto de lenguaje y, por lo tanto, de pensamiento y de las tradiciones. Desde el principio se construyen como enemigos no tanto a los que son diferentes y que nos amenazan directamente, sino a aquellos que alguien tiene interés en representar como amenazadores, aunque no nos amenacen directamente, de modo que lo que ponga de relieve su diversidadno sea su carácter de amenaza, sino que sea su diversidad misma la que se convierta en señal de amenaza.

Así, Allport considera que debido a una severa frustración es fácil de fundir la cólera recurrente en odios racionalizados. Con el fin de evitar el dolor y lograr al menos una isla de seguridad es más seguro excluir que incluir y afirma también que el odio es una emoción de protesta dirigido a personas u objetos, reales o imaginarios.

¿La discriminación racial, sexual, étnica y religiosa, y demás, merecen ser relacionadas al odio? Algunos teóricos dibujan una línea fina entre la discriminación, prejuicio y el odio. En la discriminación, el negro, el indio, el pobre se hacen “invisibles”, no odiados, pero son pasados por alto, ocultos a la visión.

En México vivimos tiempos de ira, odios, rencores y venganzas, todos los días escuchamos y a veces presenciamos hechos,discursos, imágenes de odio, hay mucho enojo por parte de agentes del Estado, el crimen organizado, y también en la vida cotidiana, el odio y el racismo que experimentan algunos de los vecinos del Norte, la homofobia, misoginia, las masacres y las fosas clandestinas son ejemplos del desasosiego, pobreza, desconfianza e inseguridad que vive y siente la población en nuestro México.

Finalmente, las emociones no son puras ni lo son los pensamientos, y nuestras epistemologías son paquetes cognitivo-emocionales en los que en ciertas circunstancias privan más las emociones y en otras nuestro raciocinio; a veces necesitamos enojarnos e indignarnos para cambiar el mundo, nuestro mundo.



Fuente: Capítulo Nro 7 del PDF EMOCIONES: PERSPECTIVAS ANTROPOLÓGICAS. Por: Florence Rosemberg Bernardo Yáñez José Luis Vera Cortés. 75-98