PERSPECTIVAS BIOLÓGICAS Y FILOSÓFICAS SOBRE LAS EMOCIONES

El estudio de las emociones es antiguo, puede remontarse a los antiguos griegos y seguramente más atrás. Las investigaciones, reflexiones y debates son diversos y van desde el análisis de estasexperiencias como respuestas innatas o adquiridas, hasta los es-fuerzos por su caracterización de acuerdo con distintos criterios.En lo que presento a continuación, examino algunas aproximaciones a su estudio, tanto biológicas como filosóficas, con el pro-pósito de investigar acerca de las clases de agrupaciones que sehan propuesto y los principales elementos que tienen en comúneste tipo particular de vivencias, incluyendo planteamientos quedescriben a las emociones como juicios de valor.



ANTECEDENTES

No existe una definición sobre lo que son las emociones que seconsidere universalmente aceptada o, al menos, ampliamentereconocida como, por ejemplo, la definición de Mayr sobre el concepto de especie, que constituye una referencia aproximada a esa clase posiblemente natural. No obstante, desde la antigüedad, muchos investigadores han estudiado este fenómeno considerándolo un movimiento del ánimo que se da en el ser humano y otros animales, y han propuesto diversas maneras de entenderlo.

En su investigación acerca del alma, Aristóteles señala la importancia de entender las propiedades y la esencia de aquello que estudiamos, en este caso, las que hoy llamamos “emociones” y él llamó “afecciones del alma” —no actos o acciones, sino afecciones, afectos. Entre ellas reconoció al miedo, al valor, a la alegría, al odio, a la compasión y a la dulzura, entre otras (Aris-tóteles). Se pregunta si tales afecciones son del cuerpo o del alma de un modo exclusivo, o si son de ambas eventualmente, y concluye que todas las afecciones tienen lugar en ambas partes de los seres vivientes, es decir, se trata a la vez de experiencias físicas y de experiencias mentales. Ahora bien,dice el estagirita, el estudioso, según su perspectiva, observará y destacará el aspecto que más le interese: el físico examinará la reacción del cuerpo y el dialéctico considerará el elemento mental (Aristóteles)

Posteriormente, Agustín de Hipona, en sus Confesiones, declara que hay cuatro pasiones: “el deseo, la alegría, el temor y la tristeza”, punto de vista que aún hoy se considera cercano a las emociones que consideramos primarias.



ENFOQUES BIOLÓGICOS Y PSICOLÓGICOS

Por su parte, en La expresión de las emociones en los animales y en el hombre , Darwin no propuso una definición precisa de las emociones, sino más bien realizó una recopilación de las diversas maneras en que las especies se expresaban y la variedad de recursos que utilizaban para ello. Entre las emociones que señala a lo largo del texto se encuentran la rabia, la pena, el miedo; la hostilidad, el odio, la alegría; el afecto, la cólera, la envidia, elterror, entre muchas otras. Asimismo, en ciertos casos califica la potencia del movimiento, por ejemplo, a la rabia la califica de “poderosa emoción” (Darwin, 1984, p.102). Señala también que hay algunas que no tienen manifestaciones externas nítidas, puesto que “no suelen conducir a ningún tipo de acción”, como ciertos afectos. Aclara, asimismo, que la potencia del sentimiento no necesariamente se correlaciona con la de los actos, como es el caso de esa emoción “tan fuerte como el amor maternal”, que paradójicamente casi nunca provoca movimientos exaltados, sino al contrario, los produce de gran suavidad (ibíd., p.106)

Darwin hace una distinción en cuanto a los estados del ánimo que él llama “emociones y sensaciones”, entre aquellos “excitan-tes” y aquellos “depresivos” (loc. cit.), es decir, observa que algunas causan cierto furor o viveza del organismo mientras otras causan por el contrario su apagamiento. También examina, como sabemos, las formas de su expresión como la voz o los sonidos; los movimientos de apéndices dérmicos y otros movimientos corporales, como inflarse o mover las orejas.

En su investigación, Darwin presenta una perspectiva general, animal, desde la que examina este tema, pero analiza con más detalle emociones específicas del ser humano. En esta transición, las agrupa reconociendo, no de forma explícita pero sí implícita, cierta filiación entre ellas. Por ejemplo, en un grupo sitúa el odio, la desconfianza, los celos y la envidia; en otro el pesar y la desesperanza; en otro más el sufrimiento y el llanto, y luego el decaimiento, la ansiedad, la pena, el desaliento y la desesperación (Darwin, p. 107 y ss.)

A lo largo de toda la segunda parte de su libro, en el cual examina cada una de las emociones que enumera, aborda un sinnúmero de ellas: alegría o gozo, buen humor, jocosidad; amor, sentimientos de ternura, devoción; reflexión, meditación, mal humor, resentimiento, determinación u obstinación. Asimismo, examina gradientes de algunas de ellas, por ejemplo, el odio y la cólera o el enojo; la ira, la indignación, o el enfurecimiento.Examina también la clase de acciones que provocan estas emociones, por ejemplo, la burla como provocadora de la ira. También aborda emociones con fuerte carga negativa, tales como el desdén, el desprecio, la repugnancia o el disgusto; y otras de valencia compleja o que incluso ahora no se considerarían emociones sino comportamientos tales como el orgullo, la paciencia, la afirmación y la negación.

En muchas de las emociones o sentimientos que Darwin identifica, indica que apenas pueden distinguirse unas de otras excepto por una cierta disposición de ánimo, por ejemplo, “menosprecio y desdén apenas pueden distinguirse del desprecio ,excepto en que encierran una disposición de ánimo algo más airada” (ibíd, p.264), es decir, no sólo hay potencia en el sentimiento, sino, interpreto, tono.

Más adelante dice: “...el desprecio extremo o, como a veces se lo llama, el asco (repugnancia o aborrecimiento), apenas di-fiere del disgusto”. Y añade: celos, envidia, avaricia, rencor, suspicacia, actitud taimada o de engaño, disimulo, culpa, vanidad, engreimiento, ambición, orgullo, humildad. Incluye también, como se señala arriba, algunas que probablemente hoy no incluiríamos entre las emociones: incapacidad, encogimiento de hombros, o aprobar, o negar o desaprobar. El capítulo 12 lo dedica a emociones como la sorpresa, el asombro, el miedo y el horror(ibíd, pp. 264 y ss.).

Por otro lado, hace también un señalamiento sobre las modificaciones físicas o los cambios corporales que las emociones repentinas provocan en el cuerpo: “Toda emoción repentina, incluido el asombro, acelera la actividad cardiaca y con ella la respiración...”

De la admiración señala: “parece consistir en sorpresa asociada con algún placer y un sentimiento de aprobación”. O detalla las emociones sociales, como la atención centrada en uno mismo, la vergüenza, timidez, modestia, sonrojo. El ilustre investigador inglés divide las emociones o sensaciones en: estimulantes—que suelen conducir a acción enérgica— o depresoras —como el dolor, miedo o pena extremos, que “no desembocan en esfuerzo” (ibíd, pp. 297 a 349).

Puede constatarse así que Darwin hace un examen de la manera en que las emociones se expresan en el hombre y los animales, y un listado que intenta ser exhaustivo, y que, aunque propone cierta filiación entre las emociones, no aventura una taxonomía o categorización sobre ellas.

A mi juicio, podemos entender la conceptualización de Darwin sobre las emociones como un conjunto de movimientos del ánimo que implican cambios corporales y mentales, y que tienen potencia o gradación, valencia, tono y filiación.

Algunas décadas después, en sus Principles of Psychology (1994), Williams James señaló que una recopilación exhaustiva de las emociones sería quizá imposible, pues su número dependería de la cultura que se examinara, del investigador que lo hiciera e incluso de la manera en que se eligiera agruparlas ya que existen muy diversos criterios para ello, ya sea porque las caracterizamos como positivas o negativas, por su relación con la persona, por su fuerza, entre otros criterios. De acuerdo con este autor, existen muchas agrupaciones posibles de las emociones y lo que hemos de considerar para establecerlas es “…qué agrupamiento se aviene mejor a nuestro propósito”. Con base en este criterio podrán clasificarse las emociones de diversas maneras, por ejemplo, entre “tristes o alegres” ... “formales o materiales” ...“directas o reflexivas, egoístas o no egoístas, retrospectivas, prospectivas o inmediatas, iniciadas en el organismo o en el medio, etcétera” (James, 1994, p. 943)



ENFOQUES FILOSÓFICOS

En un importante esfuerzo por jerarquizar y organizar este cúmulo de información, el filósofo Jesse Prinz (2010) ofrece una clasificación de las diversas hipótesis que se han esgrimido sobre el origen de las emociones con el fin de ofrecer una categorización. En ella indica que habría al menos cuatro puntos de vista respecto de qué son las emociones:


1- el que defiende a las emociones como producto de la evolución,
2- el que las sostiene como producto de la cultura,
3- el que postula que hay emociones producto de una u otra,
4- y, el que dice que todas las emociones son tanto producto de una como de la otra.

Sobre el primer grupo, señala, se ha dicho que las emociones son resultado de la evolución. Serían adaptaciones que implican cambios corporales que conducen a su percepción y posiblemente a ciertas respuestas, que han tenido a lo largo de la historia un valor para la sobrevivencia del organismo, y tal es la razón por la que han sido “favorecidas por la selección natural” (Prinz,2010, p. 9). Se han planteado listas cortas de estas emociones, por ejemplo alegría, temor, ira, disgusto, tristeza, sorpresa, y también listas ampliadas, como el caso de Ekman, que inicialmente postuló esta lista a la que después añadió algunas más como la diversión, el entusiasmo, la culpa, la vergüenza, el alivio, y algunas más. Hay, dice el filósofo, explicaciones sofisticadas de los evolucionistas sobre las emociones, tales como la culpa, en las que intervendría una evaluación del futuro, por ejemplo, mostrar sentimiento de culpa ante un engaño perpetrado a otro abriría la posibilidad de que este otro perdonase y se mantuviera alguna posibilidad de provecho por parte del culpable.

El enfoque opuesto, señala, sería aquel que defiende la ideade que las emociones provienen de la cultura, son construidas socialmente. Según esta perspectiva, las emociones serían valoraciones o juicios sobre la situación personal en ciertos contextos, junto con patrones de conducta aprendidos socialmente, incluyendo patrones o guiones de gran complejidad. Las bases de estas ideas serían los diversos estudios etnográficos que reportan una gran variabilidad de conductas ante determinadas situaciones semejantes, variabilidad causada culturalmente .

La tercera postura intentaría encontrar una solución salomónica, que considere ambos puntos de vista. Esta postura, de acuerdo con el estudio de Prinz, admite que hay emociones primarias o básicas que se desarrollaron filogenéticamente (alegría,tristeza, temor, ira y asco), que responden a un grado mínimo de procesamiento de información, pero que a esas se añaden otras que incluyen un mayor procesamiento de información y valoraciones o juicios, además de seguir ciertos patrones de conductacon una huella cultural.

Finalmente, el autor argumenta su propio punto de vista ysostiene la idea de que todas las emociones tienen un cierto aspecto biológico y una cierta construcción cultural: “las emociones no son ni bioprogramas fijos ni guiones mediados cognitivamente” (ibíd., p. 23), sino ambas cosas: “…son percepcionesde cambios corporales que representan cosas como peligros, pérdidas y ofensas, porque están programadas para que estas cosas las desencadenen”. Llama a su teoría “teoría de la valoración corporeizada”.

Cercana a esta idea de que las emociones incluyen valoraciones, se encuentra el punto de vista de la filósofa Martha Nussbaum, quien sostiene que las emociones son evaluaciones. La filósofa estadounidense se propone examinar aquellas características de las emociones que puedan explicar:



su apremio y su calor; su inclinación a apoderarse de la personalidad e impulsarla a la acción con una fuerza arrolladora; su relación con vínculos importantes, con respecto a los cuales la persona define su vida; la sensación de pasividad ante ellas; su aparente relación de confrontación con la «racionalidad», en el sentido de un cálculo frío o de un análisis del tipo coste-beneficio; el estrecho vínculo entre ellas (Nussbaum, 2008, p. 44).


La autora presenta la idea de que las emociones son juicios de valor, reconociendo que parece una idea extraña, pues aparentemente se ha dotado a la emoción de un significado irracional mientras que un juicio de valor es necesariamente una acción de la razón. Sin embargo, da argumentos sustentados en un punto de vista que parte de los estoicos, quienes pensaron que las emociones eran “formas de juicio valorativo que atribuye a ciertas cosas y personas, fuera del control del ser humano, una gran importancia para el florecimiento del mismo”. Así, para esta filósofa, “las emociones son […] un reconocimiento de nuestras necesidades y de nuestra falta de autosuficiencia”.

Nussbaum (ibíd, p. 45) considera que en su apreciación de las emociones como juicios de valor no es necesario excluir a, por ejemplo, infantes y animales como criaturas que no tendrían tales capacidades de evaluación, pues desde su punto de vista no es necesario implicar un “cálculo elaborado o una autoconciencia reflexiva” para pensar en los organismos como receptores y procesadores de información. Entre las emociones que enuncia la autora están “la aflicción, el temor, el amor, la alegría, la esperanza, la ira, la gratitud, el odio, la envidia, los celos, la compasión y la culpa”, entre otras. Nussbaum cree que la clase de las emociones es una clase difusa, es decir, una clase cuyos contornos no están tan definidos.

Sobre ello, en un interesante texto, Nick Haslam (2002) ha propuesto una conceptualización de las categorías que se utilizan en el estudio de lo mental, señalando que entre las clases que se postulan se encuentran no sólo lo que posiblemente sean clases naturales sino otras como las no-clases, las clases prácticas que sólo tienen fines pragmáticos; las clases difusas, en las que la línea entre ser miembro de la clase o no serlo es borrosa. Como señalé, Nussbaum sitúa a las emociones entre las clases difusas

La autora hace algunas observaciones que intentan distinguir las experiencias activas de las pasivas, y señala que muchas veces se ha situado a las emociones en las energías pasivas, es decir,algo que “sufre” la persona y no que “piensa”. Al postular que las emociones son juicios, sin embargo, se les sitúa más bien en el lado de lo activo. Asimismo, considera que las emociones siempre son “acerca de algo”, sin importar si es existente o imaginario. Es en esta última característica que se liga con el hecho del otorgamiento de valor por parte de la persona: ese algo tiene que ver directamente con la vida de esa persona. Señala: “…las emociones parecen ser eudaimonistas, esto es, que tienen que ver con el florecimiento del sujeto que las tiene” … (Nussbaum, 2008, p.54), es decir, están ligadas a nuestra idea o percepción de lo que constituye una buena vida y, por tanto, ligadas a lo que afecta, positiva o negativamente, nuestras vidas

En su búsqueda de reconocer cuáles son los componentes constitutivos, necesarios y suficientes, de la identidad de la emoción, se pregunta si las creencias lo son, es decir, si las creencias son constitutivas (esto es, parte de), son necesarias (parte de o causa de), y suficientes (indispensables para). Esta pregunta resulta relevante porque de su respuesta depende que aceptemos que las emociones son cognitivas o tienen un contenido cognitivo. Al respecto señala: “Las creencias pueden ser parte constitutiva de las emociones, siendo o no un componente necesario dela identidad de la emoción” (ibíd, pp. 55-56)

Respecto de que las emociones son juicios, la autora sigue la concepción estoica sobre el juicio, según la cual “un juicio consiste en el asentimiento a una apariencia” y asegura que este movimiento se compone de dos etapas: en primer lugar, “la percepción de que algo es el caso”, y en segundo, “el abrazo de ello”. Dice: “…es la propia razón la que extiende el brazo y toma la apariencia para sí, afirmando, por así decirlo: «Sí, ésta me la quedo, así es como son las cosas en verdad»” (ibíd, pp. 59 y ss.).Para el caso de los niños y los animales no humanos propone entender este abrazo o asentimiento de que las cosas son de una determinada manera en un sentido lato, no deliberado, sino producido por el hábito o el apego

La otra característica que destaca en el estudio de Nussbaumes que supone que todas las emociones tienen que ver con cosaso eventos que se encuentran “fuera del control de las personas” y que por ello la hacen más vulnerable. En esto se adhiere también a la concepción estoica que distingue los “bienes externos” de los internos de la persona, externos en el sentido de que quedan más allá de su control, no en el sentido de que queden fuera de la propia persona, a diferencia de los internos, tales como, por ejemplo, la “propia virtud”, cuyos movimientos no generan una emoción en el individuo. Concluye la autora: “muchas delas emociones específicas contienen la vulnerabilidad al cambio en su misma definición. El miedo, la esperanza, la compasión, la ira, la envidia, los celos, la aflicción…” (ibíd, pp. 64-65).



Conclusión

Considero que hay muchas semejanzas entre las posturas de Prinz y Nussbaum, pues integran de cierta forma una mirada evolucionista con una mirada etnográfica e histórica en la que aún hay mucho por explorar. Concluyo que, tanto desde las perspectivas biológicas y psicológicas, como desde las filosóficas, puede afirmarse que las emociones son movimientos del ánimo que pueden o no tener expresión en la conducta, que pueden o no involucrar una evaluación deliberada o sofisticada, cuya posibilidad se ha desarrollado evolutivamente porque tienen que ver con una orientación general de búsqueda de bienestar del organismo, pero que, como todo lo humano, que tiene la característica de la maleabilidad, se han moldeado y se siguen moldeando histórica y culturalmente.



REFERENCIAS




Agustín de Hipona (2007), Confesiones . [Prólogo y traducción de Agustínde Esclasans], Barcelona, Editorial Juventud

Aristóteles (2010), Acerca del alma ( De Anima ). [Introducción, traduccióny notas de Tomás Calvo Martínez], Gredos

Darwin, C. (1984), La expresión de las emociones en los animales y en el hom-bre . Madrid, Alianza Editorial

Diéguez Lucena, A. (2008), “¿Es la vida un género natural? Dificultadespara lograr una definición del concepto de vida”. ArtefaCToS , vol. 1,Num. 1, 81-100

Haslam, N. (2002), “Kinds of kinds: A Conceptual Taxonomy of Psychia-tric Categories”, Philosophy, Psychiatry & Psychology . 01/2002; 9(3):203-217. DOI: 10.1353/ppp.2003.0043

James, W. (1994), Principios de psicología . [Traducción de Agustín Bárce-na], México, Fondo de Cultura Económica.

Mayr, E. (1942), Systematics and the Origin of Species . New York, ColumbiaUniv. Press.

Nussbaum, M. (2008), Paisajes del pensamiento. La inteligencia de las emocio-nes. Barcelona, Paidós Ibérica

Prinz, J. (2010), ¿Cuáles son las emociones básicas? [Traducción de José To-var y revisión de Gustavo Ortiz Millán], México, UNAM, Instituto deInvestigaciones Filosóficas, Cuadernos de Crítica num. 55

RAE, Diccionario de la Real Academia Española , consultado en línea: www.rae.es


Fuente: Capítulo Nro 1 del PDF EMOCIONES: PERSPECTIVAS ANTROPOLÓGICAS. Por: Florence Rosemberg Bernardo Yáñez José Luis Vera Cortés.